viernes, 30 de mayo de 2014

Mijail Bakunin, 200 Años.

Mijail Bakunin. 1814- 1876.


"Yo no soy ni un sabio ni un filósofo, ni siquiera un escritor de oficio. He escrito muy poco en mi vida y solamente lo he hecho, por decirlo así, a pelo, cuando una convicción apasionada me forzaba a vencer mi repugnancia instintiva contra toda exhibición de mi propio yo en público. ¿Quién soy yo, pues? y ¿qué es lo que me impulsa ahora a publicar este trabajo? Yo soy un buscador apasionado de la verdad y un enemigo, no menos apasionado, de las ficciones desgraciadas con que el partido del orden, ese representante oficial, privilegiado e interesado en todas las torpezas religiosas, metafísicas, políticas, jurídicas, económicas y sociales, presentes y pasadas, pretende servirse, todavía hoy, para dominar y esclavizar al mundo. Yo soy un amante fanático de la libertad, a la que considero como el único medio, en el seno de la cual pueden desarrollarse y agrandarse la inteligencia, la dignidad y la felicidad de los hombres... La libertad que consiste en el pleno desarrollo de todas las potencias materiales, intelectuales y morales que se encuentran latentes en cada uno... Yo entiendo esta libertad como algo que, lejos de ser un límite para la libertad del otro, encuentra, por el contrario, en esa libertad del otro su confirmación y su extensión al infinito; la libertad limitada de cada uno por la libertad de todos, la libertad por la solidaridad, la libertad en la igualdad; la libertad que triunfa de la fuerza bruta y del principio de autoridad, que no fue nunca más que la expresión ideal de esta fuerza... Yo soy partidario convencido de la igualdad económica y social, porque sé que, fuera de esta igualdad, la libertad, la justicia, la dignidad humana, la moralidad y el bienestar de los individuos, así como la prosperidad de las naciones no serán nunca nada más que mentiras”. —   



"A mi juicio está claro que el sufragio universal constituye la manifestación más amplia, y al mismo tiempo más refinada, de la charlatanería política estatal; es sin duda alguna un instrumento peligroso, que exige de quienes lo utilizan una gran habilidad y competencia, pero que al mismo tiempo, si esas personas aprenden a utilizarlo, puede convertirse en el medio más seguro para hacer que las masas cooperen a la construcción de su propia cárcel."


"Quien dice poder político dice siempre dominación. Y donde existe la dominación, una parte más o menos considerable del pueblo está condenada a ser dominada por otros. Por lo mismo, es bastante natural que quienes estén dominados detesten a los dominadores, y que los dominadores deban reprimir y en consecuencia oprimir necesariamente a quienes les están sometidos. 
Tal ha sido la eterna historia del poder político desde el momento mismo de establecerse en este mundo. Esto explica también por qué y cómo hombres demócratas y rebeldes de la variedad más roja mientras formaban parte de la masa del pueblo gobernado, se hicieron extremadamente conservadores cuando llegaron al poder. Por lo general, estos retrocesos suelen atribuirse a la traición. Pero es una idea errónea; en su caso, la causa dominante es el cambio de posición y perspectiva. 
Convencido de esta verdad, puedo decir sin miedo a ser desmentido que si mañana hubiera de establecerse un gobierno o un consejo legislativo, un Parlamento compuesto exclusivamente de trabajadores, los obreros mismos que ahora son firmes demócratas y socialistas se convertirían en aristócratas no menos determinados, adoradores audaces o tímidos del principio de autoridad, y que también se transformarían en opresores y explotadores."


"Todo gobierno tiene un doble objetivo. Uno, el principal y declarado abiertamente, consiste en mantener y fortalecer el Estado, la civilización y el orden civil, es decir, el dominio sistemático y legalizado de la clase dirigente, sobre el pueblo explotado. El otro objetivo, que es igualmente importante para el gobierno, aunque no se declare tan abiertamente, es la conservación de sus privilegios estatales exclusivos y de su persona".

"(...) No hay horror, crueldad, infame transacción, impostura, robo cínico, saqueo desvergonzado y sucia traición que no hayan sido o que no sean cotidianamente realizados por los representantes de los Estados, sin otra excusa que esta palabra clásica, a la vez tan cómoda y tan terrible: 
 ¡La razón de Estado! 
 En cuanto se pronuncia,todo es callado, todo cesa (...) lo negro se vuelve blanco y lo blanco negro, lo horrible, humano y las más cobardes felonías, los crímenes más atroces se convierten en actos meritorios".





“Mientras exista una clase inferior, perteneceré a ella. Mientras haya un elemento criminal, estaré hecho de él. Mientras permanezca un alma en prisión, no seré libre.”



Primera Imagen: Checho (Sergio Andrés Cena)
Segunda y Tercera: Flavio Costantini.

martes, 20 de mayo de 2014

Flavio Costantini. El Arte de la Anarquia.


Hace un año -el 20 de Mayo de 2013- fallecía el artista Flavio Costantini; hace más de dos que sus libros me son esquivos -razón por la que aún no había aparecido en el blog- y hace casi tres que se convirtió -para mí- en un plástico de particular interés. Interés por los temas, por el itinerario, por los protagonistas. Desde los terroristas rusos decimonónicos, pasando por los ilegalistas franceses y la propaganda por el hecho de principios de siglo pasado, la obra del italiano es una clase de la historia oculta de las luchas sociales; Francisco Ferrer I Guardia, Néstor Makhno, Gaetano Bresci; muchos son los nombres del violento apostolado revolucionario de fines del siglo XIX y comienzos del XX que Costantini imprime en sus témperas.
Puedo destacar también el original aspecto visual, pero dejemos que su trabajo hable por sí mismo. 
Internet ofrece alguna de sus obras, por lo general, en definiciones poco generosas e imágenes dudosamente fidedignas. Por suerte alguien tuvo el buen tino de subir parte de su producción, con contextualización en cada imagen, de forma más que decente. Comparto el enlace.
El grueso de lo que sigue corresponde -al parecer- al libro "El Arte de la Anarquía". El resto, material que compilé en azarosas búsquedas virtuales.
(Cada archivo tiene por título referencias al episodio histórico al que alude).










lunes, 5 de mayo de 2014

José Guadalupe Posada. La Gaceta Callejera.

Páginas publicadas originalmente en Totem, El Comix N°40, anunciadas como "El México escandaloso de José Guadalupe Posada". El contenido, llamativas estampas de corte periodístico/ amarillista, humor socarrón e irreverente, noticias lindantes con lo inverosímil . 
A continuación extractos de un par de artículos que contextualizan la obra del grabador y aclaran otro tanto, a partir de la Monografía, publicación canónica sobre el autor en el México posrevolucionario, que prestó a confusiones y falsas atribuciones.







“Alrededor de 1890 Guadalupe Posada se vinculó con el editor Vanegas Arrollo. Este se había especializado en la edición de un periódico sensacionalista llamado La Gaceta Callejera. Informaba sobre los sucesos de mayor repercusión: catástrofes, incendios, crímenes, escándalos pasionales, procesos sensacionales, milagros, peregrinaciones, etc. (…) Vanegas Arrollo imprimió al mundo editorial, de carácter popular, una nueva fisonomía.

Desde 1882, Vanegas Arrollo contaba con la colaboración del dibujante y grabador Manuel Manilla (1830- 1895) que durante diez años fue ilustrador de innumerables “corridos” y cuentos populares. Dejó de trabajar al poco tiempo del ingreso de Posada y falleció de tifus. Su obra se caracteriza por su ingenuidad y una personal composición plástica. Son varios los historiadores que manifiestan que a él se debió la creación de las “calaveras”. En muchos sentidos Posada fue un continuador, no sólo en lo que hace a temas comunes, sino también al tratamiento plástico, a la soltura en la composición y al tratamiento de los valores del grabado.” 

Guadalupe Posada y otros grabadores mexicanos. Alberto Collazo. CEAL, 1975.

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“En el México emanado de la Revolución Mexicana se publicaron libros póstumos sobre los artistas Saturnino Herrán (1929), Abraham Ángel (1924) y José Guadalupe Posada (1930). De los tres, el último fue un gran acon­tecimiento porque presentó de manera amplia, en formato grande, bien impreso y encuadernado, un libro con la obra de un grabador popular. La edi­ción fue impresa con las matrices originales pero fuera de su contexto original, esto es, sin la historia correspondiente a cada ilustración grabada. Los encargos que el editor Antonio Vanegas Arro­yo solicitó a Posada se publicaron como piezas independientes, por lo que cada imagen adquirió una dimensión particular que motivó decenas de interpretaciones, las cuales poco y nada tenían que ver con la petición original del editor y la idea del ilustrador.

La editora del libro, Frances Toor de origen norteamericano, a quien sus amigos llamaban con cariño "Paca Torres", no pensó en publicar un li­bro de arte, su idea más bien se centraba en "una antología para artistas"; sin embargo, el resulta­do rebasó todas las expectativas. Ella idealizó a Posada como un opositor al gobierno de Porfirio Díaz, como un caricaturista de El Ahuizote y El Hijo del Ahuizote, aunque el grabador nunca par­ticipó en estas publicaciones. Esta postura la llevó al extremo Diego Rivera, cuando lo retrató así: 

Mano de obrero, armada de un buril de acero, hirió el metal ayudado por el ácido corrosivo para arrojar los apóstrofes más agudos contra los explotadores. / Precursor de Flores Magón, Zapata y Santanón; guerrero de hojas volantes y heróicos periódicos de oposición (…) combatiente tenaz, burlón y feroz (…) seguramente, ninguna burguesía ha tenido tan mala suerte como la mexicana, por haber tenido como re­lator justiciero de sus modos, acciones y andanzas, al grabador genial e incomparable Guadalupe Posada. 

Lo cierto es que el grabador no fue un radical, su postura ideológica siempre estuvo a expensas del editor en turno. De los impresores para los que trabajó Posada, más de uno se pronunció a fa­vor de Díaz y contra la Revolución. (…)

Posada no fue el único grabador popular que trabajó para Vanegas Arroyo, Manuel Manilla y otros grabadores anónimos también le entregaron sus clichés; por lo tanto, a la hora de confeccionar la Monografía, se "colaron" los grabados de Ma­nilla: La calavera, La calavera alco­hólica, Aprendiz de todo oficial de nada, Calavera poncianista y Ponciano Díaz; así corno los anónimos Calavera zapatista, Calavera huertista y otros más [1].  (…)

Después de localizar más de la tercera parte de los grabados en impresos de época, descubri­mos que sólo una cuarta parte conserva el título apegado a la idea original solicitada por el editor e interpretada por el ilustrador. Por consiguien­te, todos los nombres de las obras se deben tomar con reserva. (…)

La Monografía fue publicada por la revista Mexican Folkways y los Talleres Gráficos de la Nación, y los editores fueron Frances Toor, Pablo O'Higgins y Blas Vanegas Arroyo. En ellos recayó la responsabilidad de los títulos, pero ¿por qué los cambiaron? Desde la época en que vivía Posada el editor reciclaba las imágenes y, por ejemplo, un grabado como el Fusilamiento funcio­nó para, por lo menos, cuatro ajusticiados (…); es decir, reutilizaba las placas según lo requiriera, situa­ción que era común en el grabado popular desde la época novohispana. Cuando los editores de la Monografía se enfrentaron con un acervo de cien­tos de clichés y decenas de miles de impresos, les resultó más fácil y práctico inventar que cotejar la información. (…)

La última calavera (la Calavera Garbancera devenida a Calavera Catrina) es un caso emblemático, porque una garbancera era una mujer pobre, una empleada doméstica pretenciosa y ridícula. Sin embargo al cambiarle el nombre por Catrina, los editores también le modificaron la condición so­cial, elevándola hasta representar a una mujer rica y elegante.” 

Un libro de Artista, la leyenda y notas aclaratorias. Mercurio López Casillas; en Posada. Monografía de 406 grabados de José Guadalupe Posada con introducción de Diego Rivera. Edición facsimilar. Editorial RM, 2012, México DF.







[1] De los aquí expuestos “Verdadero y asombroso milagro” no es, según la lista que no transcribí para no aburrir, de José Guadalupe Posada.

jueves, 1 de mayo de 2014

Palabras de los Mártires de Chicago. II.

Walter Crane. The Triumph of Labour. International Labour Day. May 1.

Palabras de Louis Lingg, de profesión carpintero, ante el tribunal que le condenó a muerte (Fragmentos) 

Me concedéis, después de condenarme a muerte la libertad de pronunciar un último discurso. Acepto vuestra concesión, pero solamente para demostrar las injusticias, las calumnias y los atropellos de los que se me ha hecho víctima. Me acusáis de asesino; ¿y qué prueba tenéis de ello? (…)

No, no es por un crimen por lo que nos condenáis a muerte; es por lo que aquí se ha dicho en todos los tonos, es por la anarquía; y puesto que es por nuestros principios por lo que nos condenáis, yo grito sin temor: ¡soy anarquista!

Me acusáis de despreciar la ley y el orden. ¿Y que significan la ley y el orden? Sus representantes son los policías, y entre éstos hay muchos ladrones. Aquí se sienta el capitán Schaack. Él me ha confesado que mi sombrero y mis libros habían desaparecido de su oficina, sustraídos por los policías. ¡He ahí vuestros defensores del derecho de propiedad!

Mientras yo declaro francamente que soy partidario de los procedimientos de fuerza para conquistar una vida mejor para mis compañeros y para mí, mientras afirmo que enfrente de la violencia brutal de la policía es necesario emplear la fuerza bruta, vosotros tratáis de ahorcar a siete hombres apelando a la falsedad y al perjurio, comprando testigos y fabricando, en fin, un proceso inicuo desde el principio hasta el fin.

Grinnell ha tenido el valor, aquí donde no puedo defenderme, de llamarme cobarde. ¡Miserable! un hombre que se ha aliado con un vil, con un bribón asalariado, para mandarme a la horca. ¡Este miserable, que por medio de las falsedades de otros miserables como él trata de asesinar a siete hombres, es quien me llama cobarde!

Se me acusa del delito de conspiración. ¿Y cómo se prueba la acusación?

Pues declarando sencillamente que la asociación internacional de trabajadores tiene por objeto conspirar contra la ley y el orden. Yo pertenezco a esa asociación, y de esto se me acusa probablemente. ¡Magnífico! ¡Nada hay difícil para el genio de un fiscal!

Yo repito que soy enemigo del orden actual, y repito también que lo combatiré con todas mis fuerzas mientras aliente. Declaro otra vez franca y abiertamente que soy partidario de los medios de fuerza. He dicho al capitán Schaack, y lo sostengo, que si vosotros empleáis contra nosotros vuestros fusiles y vuestros cañones, nosotros emplearemos contra vosotros la dinamita. Os reís probablemente, porque estáis pensando: "ya no arrojarás más bombas". Pues permitidme que os asegure que muero feliz, porque estoy seguro de que los centenares de obreros a quienes he hablado recordarán mis palabras, y cuando hayamos sido ahorcados ellos harán estallar la bomba. En esta esperanza os digo: os desprecio; desprecio vuestro orden, vuestras leyes, vuestra fuerza, vuestra autoridad. ¡Ahorcadme!

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 Palabras de Albert Parsons, de profesión impresor (y periodista), ante el tribunal que le condenó a muerte (Fragmentos) 

Nuestra señoría sabe perfectamente que este proceso ha sido provocado, inspirado, encauzado, orientado y propagandizado por los capitalistas, por los que creen que el pueblo no tiene más que un derecho y un deber, el de la obediencia. Ellos han dirigido el proceso hasta este momento, y, como ha dicho muy bien Fielden, se nos acusa de asesinos pero en realidad se nos condena por anarquistas.

Yo no he violado ninguna ley de este país. Ni yo ni mis compañeros hemos abusado de los derechos de todo ciudadano de esta república. Nosotros hemos hecho uso del derecho constitucional a la propia defensa, nos hemos opuesto a que se arrebataran al pueblo americano aquellos derechos. Pero los que nos han procesado imaginan que nos han vencido porque se proponen ahorcar a siete hombres, siete hombres a quienes se quiere exterminar violando la ley, porque defienden sus inalienables derechos: porque apelan al derecho de la libre emisión del pensamiento y lo ejercitan, porque luchan en defensa propia. ¿Creéis, señores, que cuando nuestros cadáveres hayan sido arrojados al montón se habrá acabado todo? ¿Creéis que la guerra social se acabará estrangulándonos bárbaramente? ¡Ah no! Sobre vuestro veredicto quedará el del pueblo americano y el del mundo entero para demostraros vuestra injusticia y las injusticias sociales que nos llevan al cadalso; quedará el veredicto popular para decir que la guerra social no ha terminado por tan poca cosa. La policía está armada con los fusiles modernos de Winchester y las organizaciones obreras carecen por completo de medios de defensa. Un fusil de aquellos cuesta 18 duros, y nosotros no podemos comprarlos a tal precio. ¿Qué deben hacer los trabajadores? Una bomba de dinamita cuesta treinta centavos y puede ser preparada por cualquiera. El fusil Winchester cuesta 18 duros. La diferencia es considerable. ¿Soy culpable por decir esto? ¿He de ser ahorcado por ello? ¿Qué es lo que yo he hecho? Buscad a los que han inventado esas cosas y ahorcadlos también. (…)

Cuando vi que se había fijado el día de la vista de este proceso, juzgándome inocente y sintiendo asimismo que mi deber era estar al lado de mis compañeros y subir con ellos, si era preciso, al cadalso; que mi deber era también defender los derechos de los trabajadores y la causa de la libertad y combatir la opresión, regresé sin vacilar a esta ciudad. (…) Hice venir a mí esposa y conversé con ella algún tiempo. Mandé aviso al capitán Blanck que estaba aquí pronto a presentarme y constituirme preso. Me contestó que estaba dispuesto a recibirme. Vine y lo encontré a la puerta de este edificio, subimos juntos y comparecí ante este tribunal.

Aún en este momento, no tengo nada por qué arrepentirme.

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 Palabras de Samuel Fielden, de profesión obrero textil, ante el juez Joseph E. Gary (Fragmentos)

Habéis traído a los reporteros de la prensa burguesa para probar mi lenguaje revolucionario, y yo os he demostrado que a todas nuestras reuniones han acudido o han podido acudir nuestros adversarios para demostrar la falsedad del socialismo; que a nuestros mitines hemos invitado a los representantes de la prensa, de la industria y del comercio, y que casi siempre han dado la callada por respuesta; y, en resumen, os digo que un reportero es un hombre que no depende de sí mismo, que no es libre, que obra a instigación ajena, y lo mismo puede acusarnos de un crimen que proclamarnos los más virtuosos de todos los hombres. Es más; todas las reuniones convocadas por el Grupo Americano fueron de controversia. Un ciudadano de Washington que aquí vino a combatirnos en 1880, nos ha escrito repetidas veces ofreciéndose a declarar que nuestras reuniones no tenían por objeto excitar al pueblo a la rapiña, como decís vosotros, sino simplemente la discusión de las cuestiones económicas. Veinte testigos más estaban dispuestos a confirmar lo mismo. Esto era en el supuesto de que se nos acusara en aquel sentido. Pero vimos aquí que de lo que se nos acusaba realmente era de anarquistas, y por eso no vinieron aquellos testigos, porque no eran necesarios.

Si me juzgáis convicto por haber propagado el socialismo, y yo no lo niego, entonces ahorcadme por decir la verdad...

Si queréis mi vida por invocar los principios del socialismo y de la anarquia, como yo entiendo y creo honradamente que los he invocado en favor de la humanidad, os la doy contento y creo que el precio es insignificante ante los resultados grandiosos de nuestro sacrificio ...

Yo amo a mis hermanos los trabajadores como a mi mismo. Yo odio la tiranía, la maldad y la injusticia. El siglo XIX comete el crimen de ahorcar a sus mejores amigos. No tardará en sonar la hora del arrepentimiento. Hoy el sol brilla para la humanidad; pero puesto que para nosotros no puede iluminar más dichosos días, me considero feliz al morir, sobre todo si mi muerte puede adelantar un sólo minuto la llegada del venturoso día en que aquél alumbre mejor para los trabajadores. Yo creo que llegará un tiempo en que sobre las ruinas de la corrupción se levantará la esplendorosa mañana del mundo emancipado, libre de todas las maldades, de todos los monstruosos anacronismos de nuestra época y de nuestras caducas instituciones.
  




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Fuente: Fascículo N° 24 de la “Historia del Movimiento Obrero” (CEAL, 1973) dedicado a los Mártires de Chicago. El Autor, Gregorio Selser, trabajó con la traducción del inglés al alemán de Der justizmord von Chicago. Zum Amgedenken. 11 no­vember 1887. de Pierre Ramus, de donde extrajo los testimonios.

Historia del Primero de Mayo. (Ediciones Terramar, 2011) V.V.A.A.

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