viernes, 18 de febrero de 2011

Les Dessins Magiques de Victor Brauner

“Pintar es la vida, la verdadera vida, mi vida.”



















De origen rumano, Victor Brauner se introdujo en la poética surrealista iniciado los años 30 y es considerado parte del segundo momento del movimiento. Uno de sus óleos más memorables es sin duda “Kabyline en acción” en el que alumbra a este personaje recurrente en sus telas, a quien considera según sus palabras “El descendiente espiritual del Père Ubu de Jarry”. Cuenta Patrick Waldberg[1] que la circunstancia de ser un surrealista tardío le valió la indiferencia de la crítica que centraba sus cavilaciones y análisis en los artistas más consagrados, ignorando por completo sus trabajos.
Cómo fuera, no tardó en ser reivindicado por el campo artístico, y la prueba está en la edición de lujo (con estuche y todo) que la editorial Denöel preparó para sus dibujos, en 1965 –un año antes de la muerte del autor-.


[1] Los Surrealistas de Patrick Waldberg, aparecido en el tomo 10 de Historia del Arte Salvat, 1970. Fue también publicado en 2004 por el Fondo de Cultura Económica.

jueves, 10 de febrero de 2011

Lajos Szalay. Dibujos- Drawings. Segunda Parte

Szalay, según Magyard.

Era así, categórico, visceral, en ocasiones tierno o sarcástico, sin actitudes acomodaticias o negociadoras que le acarrearon no pocas dificultades. Tenía sin embargo sorprendentes rasgos de humildad. Más de una vez me confesó que "dibujaba porque no sabía hacer otra cosa" o descreía hasta de precios mínimos que en determinado momento ofrecían por sus dibujos.

Szalay era difícil en el trato, algo paranoico, contradictorio y “anti todo”: antinazi, anticomunista (desencantado de sus fervientes ideas comunistas), anticlerical, antisemita, antiyankee, anticonvenciones, anti-mediocridad

Manifestaba sin vueltas su complejo de inferioridad frente a la capacidad artística innata de los latinos. Hablaba de formas convexas y cóncavas o sea formas plenas y vacías que se manifestaban en las expresiones plástica de las distintas etnias. Según esta teoría los italianos y los argentinos tenían una gran facilidad creativa, mientras que él debía remar con sostenido y extenuante esfuerzo hasta lograr algún resultado digno.

Renegaba del arte abstracto pero le interesó por ejemplo la gran muestra cinética de Vasarely que tuvo lugar en el Museo de Bella Artes. Siendo su obra figurativa, supo ver la innecesaria presencia de elementos realistas en el cinetismo del maestro geométrico. Sabía valorar obras tan personales, variadas y sutiles como las de Paul Klee.

Tan intensa era la identificación del autor con la intención de sus trabajos, que según su mujer, observando la cara de su marido, ya sabía que tema estaba dibujando. Cabe agregar, que ella era la celosa guardiana de los trabajos del maestro, ya que no pocos se aprovechaban de su desprendimiento. Se había popularizado la frase: " Si querés un trabajo de Szalay nunca hables con su mujer."

Parafraseando algún humanista del Renacimiento podemos decir que "nada de lo humano le era ajeno". Szalay parece confirmarlo de infinitas maneras. Un día me dijo con toda naturalidad: "¿Sabés por qué puedo dibujar bien a las mujeres?, porque he recorrido cada rincón de sus cuerpos".


Carlos Alonso sobre la influencia de Szalay.

Permanezco en Tucumán estudiando con Spilimbergo y con Szalay, de quien siempre recuerdo como nos enseñaba a combatir nuestros amaneramientos, nuestros hábitos.

Creo que en ese momento influyó más Lajos Szalay que Spilimbergo, con el dibujo de memoria, el dibujo roto, libre, con una temática no académica sino más bien del porpio mundo, de las propias cosas hechas imágenes, de la propia mitología e imaginería. 

En un tiempo, la continuación...

Bibliografía.

Lajos Szalay, Al maestro con gratitud, Magyar Ladislao; Periódico de Arte de la Sociedad Argentina de Artistas Plásticos. Número 42. Enero/Febrero 2001.

Carlos Alonso, Ediciones de Arte Gaglianone 1986.

El Arte de los Argentinos. Carlos Alonso. Ignacio Gutiérrez Zaldívar. Editorial Atlántida 2009.









jueves, 3 de febrero de 2011

Carteles de la Guerra Civil Española. Primera Parte.

Publicados originalmente en fascículos escritos por Hugh Thomas, a cargo de la editorial Hyspamérica, ocupaban el espacio de retiración de contratapa y contratapa. Una vez encuadernados y "des-tapados" los fascículos, se conformaba un tomo más que contenía una colección de 110 (111 en verdad) carteles. Lo interesante es que cada uno viene con información: de los episodios históricos a los que alude el dibujo, sobre las disputas dentro de las diferentes posturas estéticas, o sobre los diversos autores -datos que generalmente no abundan-. Vale destacar de que se incluyeron, también, carteles de los nacionales.