Szalay, según Magyard.
Era así, categórico, visceral, en ocasiones tierno o sarcástico, sin actitudes acomodaticias o negociadoras que le acarrearon no pocas dificultades. Tenía sin embargo sorprendentes rasgos de humildad. Más de una vez me confesó que "dibujaba porque no sabía hacer otra cosa" o descreía hasta de precios mínimos que en determinado momento ofrecían por sus dibujos.
Szalay era difícil en el trato, algo paranoico, contradictorio y “anti todo”: antinazi, anticomunista (desencantado de sus fervientes ideas comunistas), anticlerical, antisemita, antiyankee, anticonvenciones, anti-mediocridad
Manifestaba sin vueltas su complejo de inferioridad frente a la capacidad artística innata de los latinos. Hablaba de formas convexas y cóncavas o sea formas plenas y vacías que se manifestaban en las expresiones plástica de las distintas etnias. Según esta teoría los italianos y los argentinos tenían una gran facilidad creativa, mientras que él debía remar con sostenido y extenuante esfuerzo hasta lograr algún resultado digno.
Renegaba del arte abstracto pero le interesó por ejemplo la gran muestra cinética de Vasarely que tuvo lugar en el Museo de Bella Artes. Siendo su obra figurativa, supo ver la innecesaria presencia de elementos realistas en el cinetismo del maestro geométrico. Sabía valorar obras tan personales, variadas y sutiles como las de Paul Klee.
Tan intensa era la identificación del autor con la intención de sus trabajos, que según su mujer, observando la cara de su marido, ya sabía que tema estaba dibujando. Cabe agregar, que ella era la celosa guardiana de los trabajos del maestro, ya que no pocos se aprovechaban de su desprendimiento. Se había popularizado la frase: " Si querés un trabajo de Szalay nunca hables con su mujer."
Parafraseando algún humanista del Renacimiento podemos decir que "nada de lo humano le era ajeno". Szalay parece confirmarlo de infinitas maneras. Un día me dijo con toda naturalidad: "¿Sabés por qué puedo dibujar bien a las mujeres?, porque he recorrido cada rincón de sus cuerpos".
Carlos Alonso sobre la influencia de Szalay.
Permanezco en Tucumán estudiando con Spilimbergo y con Szalay, de quien siempre recuerdo como nos enseñaba a combatir nuestros amaneramientos, nuestros hábitos.
Creo que en ese momento influyó más Lajos Szalay que Spilimbergo, con el dibujo de memoria, el dibujo roto, libre, con una temática no académica sino más bien del porpio mundo, de las propias cosas hechas imágenes, de la propia mitología e imaginería.
En un tiempo, la continuación...
Bibliografía.
Lajos Szalay, Al maestro con gratitud, Magyar Ladislao; Periódico de Arte de la Sociedad Argentina de Artistas Plásticos. Número 42. Enero/Febrero 2001.
Carlos Alonso, Ediciones de Arte Gaglianone 1986.
El Arte de los Argentinos. Carlos Alonso. Ignacio Gutiérrez Zaldívar. Editorial Atlántida 2009.
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