“Pintar es la vida, la verdadera vida, mi vida.”
De origen rumano, Victor Brauner se introdujo en la poética surrealista iniciado los años 30 y es considerado parte del segundo momento del movimiento. Uno de sus óleos más memorables es sin duda “Kabyline en acción” en el que alumbra a este personaje recurrente en sus telas, a quien considera según sus palabras “El descendiente espiritual del Père Ubu de Jarry”. Cuenta Patrick Waldberg[1] que la circunstancia de ser un surrealista tardío le valió la indiferencia de la crítica que centraba sus cavilaciones y análisis en los artistas más consagrados, ignorando por completo sus trabajos.
Cómo fuera, no tardó en ser reivindicado por el campo artístico, y la prueba está en la edición de lujo (con estuche y todo) que la editorial Denöel preparó para sus dibujos, en 1965 –un año antes de la muerte del autor-.
[1] Los Surrealistas de Patrick Waldberg, aparecido en el tomo 10 de Historia del Arte Salvat, 1970. Fue también publicado en 2004 por el Fondo de Cultura Económica.
que buenos dibujos, y que bueno lo de copi
ResponderEliminarVictor Brauner es un dibujante -como mínimo- interesante para aquel que pueda superar la idea de cierto facilismo en sus Dessins Magiques (que supongo, puede ser atribuido al automatismo psíquico surrealista); hay quien ve en ellos un abanico de limitaciones, pero está postura es refutada al ver su obra pictórica y al interiorizarse más con sus dibujos y su búsqueda. También valoro que parte de su producción abreve en los códices mayas y los diseños precolombinos, con resultados compositivos destacable cuando realiza esos personajes que los evocan también en la pintura.
ResponderEliminarDebo admitir, Iván, que el formato del libro ayuda mucho -por su diagramación y diseño- al enfrentarse uno con la obra de Brauner. Volveré sobre este libro eventualmente.
Lo de Copi está muy bueno; siendo que estás interesado en el asunto, prometo subir la segunda parte la semana próxima.
Saludos y gracias por comentar.