domingo, 28 de junio de 2015

Artur Navarro- Marta Lafuente. Valentín, El Ratón Poeta.

La última entrada dedicada a literatura infantil, viene de la pluma de Artur Navarro, aunque son las ilustraciones de Marta Lafuente las que le valieron un lugar en mi biblioteca (sin desestimar el aporte del primero). 

Link de descarga a "Valentín, El Ratón Poeta" de Artur Navarro- Marta Lafuente.






domingo, 21 de junio de 2015

Maurice Sendak. La Cocina de Noche.



Obra clásica en la bibliografía del autor, "La Cocina de Noche" es un relato de 1970 cargado de homenajes. El más evidente es la inclusión de Oliver Hardy, que caracteriza -en un triple papel- a los cocineros hacedores del pastel. El segundo, no menos claro, es para "Little Nemo in Slumberland", el expectacular trabajo de Winsor McCay, a través del tono onírico, de su primera y última secuencia, de la narrativa gráfica y puesta en página tributaria de las primigenias hojas dominicales. Según he leído también los tarros, latas, botellas y cartones evocan a su niñez intentando aprehender la memoria de la cocina de su propia infancia. No por nada el libro está dedicado a Sadie Schindler y Philip Sendak, sus padres.




En palabras del autor, los origenes del libro se remontan a sus 11 años, cuando visitó la Feria de Nueva York.
“Había un anuncio que recuerdo muy claramente. Era de Sunshine Bakers y decía: ‘Nosotros horneamos mientras tú duermes’. Me parecía la cosa más sádica en el mundo porque todo lo que yo quería hacer era permanecer despierto y observar lo que sucedía. Me parecía absurdamente cruel y arbitrario que ellos hicieran eso mientras yo dormía. Eso me molestaba mucho. Recuerdo que solía guardar los cupones que mostraban a los tres pequeños panaderos gordos de Sunshine marchando de noche a ese lugar mágico, donde quiera que fuera, para divertirse, mientras yo tenía que irme a la cama. Este libro fue una especie de vendetta para decirles a ellos: ¡Ahora soy bastante mayor para quedarme despierto por la noche y saber qué pasa en La cocina de noche!”
“Había un anuncio que recuerdo muy claramente. Era de Sunshine Bakers y decía: ‘Nosotros horneamos mientras tú duermes’. Me parecía la cosa más sádica en el mundo porque todo lo que yo quería hacer era permanecer despierto y observar lo que sucedía. Me parecía absurdamente cruel y arbitrario que ellos hicieran eso mientras yo dormía. Eso me molestaba mucho. Recuerdo que solía guardar los cupones que mostraban a los tres pequeños panaderos gordos de Sunshine marchando de noche a ese lugar mágico, donde quiera que fuera, para divertirse, mientras yo tenía que irme a la cama. Este libro fue una especie de vendetta para decirles a ellos: ¡Ahora soy bastante mayor para quedarme despierto por la noche y saber qué pasa en La cocina de noche!”, - See more at: http://www.hoyesarte.com/literatura/ficcion/el-cuento-censurado-de-maurice-sendak_158651/#sthash.Ymj9I4nV.dpuf



Pero tal vez lo más recordado de esta obra haya sido la censura de la que fue objeto en bibliotecas y escuelas públicas, debido a la desnudez del pequeño Miguel, protagonista de la peripecia culinaria. Y que la American Library Asociation la incluyó en el puesto 25 de su lista de los 100 libros más provocadores.
“Es evidente que detrás de muchas actitudes puritanas hay mucha suciedad escondida. Parece que un niño pequeño desnudo sin su pijama es más monstruoso para algunas personas que cualquier otra monstruosidad del mundo”.
El famoso ilustrador se estaba refiriendo al Holocausto y así lo confirmaría en una entrevista a la radio NPR en la que afirmaba que los bigotes de los cocineros del cuento, en realidad, simulaban a los de Hitler, y el hecho de que en él se tratase de cocinar a un niño en el horno era otra referencia más a un tema que siempre le persiguó debido a su herencia judía.
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“Es evidente que detrás de muchas actitudes puritanas hay mucha suciedad escondida. Parece que un niño pequeño desnudo sin su pijama es más monstruoso para algunas personas que cualquier otra monstruosidad del mundo”.

Internet nos ilustra: El famoso ilustrador se estaba refiriendo al Holocausto y así lo confirmaría en una entrevista a la radio NPR en la que afirmaba que los bigotes de los cocineros del cuento, en realidad, simulaban a los de Hitler, y el hecho de que en él se tratase de cocinar a un niño en el horno era otra referencia más a un tema que siempre le persiguó debido a su herencia judía.


Supongo que no todo es lo que aparenta en el mundo de Maurice Sendak.

Link de descarga a La Cocina de Noche.



Oliver Hardy
Oliver Hardy

miércoles, 10 de junio de 2015

Heinrich Hoffman. Der Struwwelpeter.



Este no es un libro difícil de hallar; al menos no en la web. Hablar de conseguir una edición impresa a buen precio implica otro grado de dificultad. Por suerte pude sortearlo en su momento, y desde hace un par de años cuento con un ejemplar facsimilar en mi biblioteca, que comparto por las dudas algún lector despistado no lo conozca aún. "Der Struwwelpeter" (o  "Pedro Melenas", según la traducción que circuló) es un libro de cuentos para niños escrito y dibujado por el psiquiatra alemán Heinrich Hoffman en 1845, con un claro trasfondo moral: las transgresiones de los protagonistas suele acarrear severos castigos que incluso llega a costarles la vida, lo cual puede ser más virulento al pensar en la corta edad de los personajes y los destinatarios del mensaje, chicos de entre 3 y 6 años (como reza la portada).

Existe también un interesante disco grabado por  "The Tiger Lillies", de nombre Shockheaded Peter, que adapta y reinterpreta las historias concebidas por Hoffman, modíficándolas para volverlas más escabrosas, al filo del trabajo de Edward Gorey. No es casual que el grupo de música haya colaborado con el célebre ilustrador estadounidense, en su placa "Gorey End" (y no es casual que los mencione: a Martyn Jacques le debo en parte mi decisión de intentar tocar el acordeón).

A continuación unas pocas imágenes que sirven de referencia (con la versión en español del texto) y el consabido enlace.

Link de descarga a "Der Struwwelpeter".




¡Federico, Federico
era un demonio de chico!
A los bichos, por las malas,
les arrancaba las alas.
Mataba pájaros, gatos,
destrozaba sillas, platos;
y su maldad era tanta
que azotó a su nana, Marta.


Los papás de Paulinita
la dejan sola en casita
La niña corre, jugando
con su muñeca y cantando,
hasta que -¡Oh, maravillas!-
ve una caja de cerillas.
"¡Qué juguete! ¡Qué bonita!",
-dice, al verla, Paulinita:
"Voy a probar a encender,
como mamá suele hacer"
Pero Mina y Minz, las gatas,
alzan a la par sus patas
y chillan:
"¡Ay, miau, miau, no, no, Paulina!
¡Terminarás quemadita!"
Paulinita desatiende
el buen consejo, y enciende,
como se ve en la figura,
la cerilla -¡ay, qué locura!-
mientras salta de contento,
sin descansar un momento.

Pero Mina y Minz, las gatas,
levantan, locas, las patas:
"¡Tu mamá te lo ha prohibido!",
le dicen, con sus maullidos:
"¡Ay, miau, miau, no, no, Paulina!
¡Terminarás quemadita!"
Las llamas -¡ay!- han prendido
en la manga, en el vestido,
la falda, la cabellera;
¡Se quema la niña entera!
-¡Ay!- Mina y Minz, las gatitas,
¡cómo chillan, criaturitas!
"¡Auxilio!, ¡Ayuda, por favor!
¡Arde la niña, oh, pavor!"
"¡Miau, miau, traigan agua!
¡Qué espanto! ¡Miagua, miagua!"
La niña -¡qué gran tristeza!-
ardió de pies a cabeza.
Quedaron sólo cenizas,
y rojas, dos zapatillas.
Y Mina y Minz, las gatitas
lloran, lloran ¡pobrecitas!
"¡Qué tragedia, miau, miau miau!
¿Cuándo vendrán, papáu, mamáu?"
Y derraman, tristemente,
de lágrimas un torrente.


"¡Conrado!", dice mamá:
"Salgo un rato, estate acá
sé bueno, juicioso y pío
hasta que vuelva, hijo mío
y no te chupes el dedo
porque entonces —¡ay, qué miedo!—
vendrá a buscarte, pillastre
con las tijeras el sastre
y te cortará —tris, tras!—
los pulgares, ya verás".
Sale la señora y ¡zas!
¡Chupa que te chuparás…!


Se abre la puerta y de un salto,
entra en la casa, al asalto,
el terrible sastre aquél
que venía en busca de él.
Con la afilada tijera
le corta los dedos —¡fuera!—
y deja al pobre Conrado,
llorando desconsolado.
Cuando mamá vuelve al hogar,
Se lo encuentra -¡puro llorar!-
¡Sin pulgares se quedó,
el sastre se los cortó!

(Y de yapa, una imagen que me pasó un amigo, de Roland Topor homenajeando con su humor particular, la historia del pequeño Conrado. )