sábado, 6 de julio de 2013

Edward Gorey. El Ala Oeste. Primera Parte

Climática y atípica narración visual de Edward Gorey (hipervínculo a sus "Pequeños Macabros").

















6 comentarios:

  1. Tremendo, escalofriante... tengo que terminar esta historia. El mejor de todos este Edward. Vamos NN, compañero, la segunda parte.

    De calidad, como es costumbre en este blog oscuro.

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  2. Gorey era un genio, lástima que sus libros salgan tan caros en Argentina, deberían de ser de lectura obligatoria en las escuelas.

    Saludos

    J.

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  3. Chechito, tanto tiempo. Reapareciste en la virtualidad, tras algunos desencuentros en la materialidad. Vi que retomaste el blog...¡Yo también quiero más dibujos tuyos!

    Abrazo.

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  4. José.

    Las ediciones en español son caras, y más aún por el vicio que generan. Adquirir una es querer adquirirlas todas.
    Respecto de la obligatoriedad de su lectura, no sé; pero sí que una vez lo llevé (junto al The Passport de Steinberg) como material didáctico a una clase con adolescentes- pese a la duda de una docente de Práctica conocedora de la obra de Gorey, por lo fuerte del contenido-. Pensé que su siniestro encanto, además de responder a las exigencias de la currícula (línea y trama) podía repercutir de algún modo en el grupo, sin escandalizarlo por el contenido. Puedo decir que, efectivamente, fue movilizante. Aún más de lo que imaginé. Lo hojearon de la A a la Z, con una fascinación morbosa que los hacía exclamar, reír, taparse los ojos y comentar frente a determinados nombres. Y para un par de ellos extendió los límites de lo que podían decir con sus propios dibujos.

    ¡Saludos y gracias por estar siempre presente!

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  5. Ese es el problema, tener una es querer todas las demás obras de Gorey, y es casi presupuestariamente imposible.

    Y como los chicos ya están tan acostumbrados a la violencia cotidiana, el darles éste tipo de lecturas ayuda, en parte, a que puedan crear su propias perspectiva en cuanto a lo que les rodea.

    O quizá me equivoque y todavía no me doy cuenta.

    Saludos

    J.

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