Seguimos con los grabados en madera -en linoleo, en este caso-. A Clément Moreau (1903-1988) lo conocí a través de dos muestras del MUDI, “Resistencia y Rebeldía” primero y “Grandes Autores, Grandes Ilustradores” después. Autor a tener en cuenta, Carl Meffert –nombre “legal” del maestro- sufrió el exilio de la Alemania Nazi y se radicó en la Argentina entre los años 1935 y 1962 en donde colaboró en distintas publicaciones de izquierda.
Según el catálogo de la muestra "Clément Moreau. Con el lápiz contra el fascismo" del Goethe Institut:
De su obra gráfica en particular se destaca La Comedia Humana, historieta que aparecía en el periódico antifascista Argentina Libre. Fuertemente dedicada a la denuncia contra el nazismo, esta historieta se constituye en uno de los testimonios políticos más importantes dentro de la obra de este artista.
Representante del Nuevo Expresionismo Alemán, Moreau fue discípulo de Käthe Kollwtiz y Franz Masereel. En la Argentina trabajó conjuntamente con el caritaturista Caribé, con quien expuso conjuntamente en su primera muestra realizada en El Museo Municipal de Bellas Artes de Buenos Aires en el año 1939.
Este trabajo, que encontré dando vueltas por Internet, dista un poco de la estética más madura del autor en años posteriores, y forma parte de la tradición del grabado que decide narrar a través de una nada despreciable cantidad de estampas, historias con inicio, nudo y desenlace, al mejor estilo Frans Masereel, Lynd Ward, Otto Nuckel, o en el ámbito local Victor L. Rebuffo.
La traducción del nombre de este trabajo, dada por Jessica Zeller es "Pupilo en el correccional", en el que la autora ve un fuerte contenido autobiográfico.
Disfrútenlo.
Disfrútenlo.
Fuente de las imágenes
http://www.thata.net/clement_moreau_bio_und_zyklus_fuersorgeerziehung.html
Antes las vi, pero no las miré.
ResponderEliminarParafraseando a alguien: Carl Meffert, sos grosso. Sabelo.
No sé muy bien si el nombre "legal" —Carl Meffert— es el seudónimo elegido por él o si se le impuso dicho nombre y luego él eligió el de Clément Moreau. Pero elegir la máscara es un acto solitario de uno en el mundo ante el mundo, creo. Es un acto que respeto y que siempre deshonro.
Qué nulo que soy, Carl Meffert. De qué poco sirve granjearme identidades si en mi puta vida alumbraré algo similar a una estampa así como estas. Quizá debí ir a parar a un correccional en calidad de pupilo, quizá no debí acceder a internet y hacerme un blog de mentira. Quizá no debí nacer.
Gracias por tu blog.
¿Por qué me siento tan mal, Carl Meffert?
Pero estamos hablando de nombres como Kathe Köllwitz, Frans Masereel o Clément Moreau. La sensación de malestar debería ser pandemia. Andá a alumbrar imágenes de esa calidad. Con lograr tan sólo una, habría que darse por satisfecho por el resto de la cosecha y abrazar el abandono de tan bella activdad: desde la cumbre sólo queda un duro descenso.
ResponderEliminarDe todos modos, Clément Moreau –según el apodo elegido por él- no desearía que alguien experimentara desazón alguna. Dudo, aún, que consintiera si tal emoción se debiera a su historia -ya no a su capacidad artística-. El espíritu de lucha, y no el de la autocompasión o el del lamento, rodea su obra.
No te sientas mal. Ya bastante con saber que uno no forma parte de la belleza del mundo. Acordate que si alguien te deleita con un dibujo, te mejora la vida (lo dijiste alguna vez).
Celebro, como siempre, tu presencia.
Estas estampas tienen junto a la dureza de lo sólido bien plantado -o bien gubiado- una atmósfera indescriptible. Actualmente, me encuentro fascinado con esto. Las líneas blancas encontraron en esos planos negros el mejor lugar para generar formas.
ResponderEliminar