Hay quienes sostienen que, detrás de una buena composición, por figurativa que ésta sea, siempre hay una sólida construcción abstracta. O algo así. No soy un adepto de la abstracción, si bien tampoco soy un detractor (mucho me temo que evolucioné y en la actualidad tiendo a ser “indiferente”). Paulatinamente intento comprender y aprender cuáles son sus planteos, aunque admito que las propuestas del lenguaje sin un fuerte mensaje detrás no me movilizan. Una textura, un grafismo o un color que no está puesto en función de un mensaje es demasiado inasible para mí. Si esto que es cierto en el mundo de la “plástica” lo traslado al mundo de la “narración secuencial”, es decir de la historieta, lo es aún más. Una vertiente de este medio que me es completamente ajena es la de las historietas abstractas. Pese a ello, las siguientes páginas de Roberto Altmann me han parecido lo suficientemente curiosas para dedicarles un post. Cuando las descubrí, ignoraba la existencia de una corriente que reivindicara la abstracción traducida en viñetas. No me importa debatir en torno a su definición, ni mucho menos. Creo sí, que hay aspectos interesantes que pueden enriquecer los recursos de quienes tenemos otra mirada.
El siguiente material fue publicado en Cuba por la Revista Signos #3 (1970).
Las imágenes son tomadas del recomendable blog
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