martes, 2 de agosto de 2011

Félix Vallotton. El Nabí Suizo. Centro de Arte Y Comunicación. Última Parte.

Última entrega del trabajo de Félix Vallotton, entrañable maestro de la xilografía, cuya labor como pintor no deja de sorprender. Recomiendo fervientemente la serie de retratos realizadas por el artista suizo entre los que se incluyen Bakunin, Lautréamont, Herzen, Rimbaud, Jarry y Beardsley -entre otros- para comprobar su habilidad como dibujante, retratista y grabador. 
(Comentario al márgen, cada vez que veo las historietas de Minaverry, no paro de pensar en Vallotton… ).


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"“(…) la crítica no logra entender por qué, siendo Vallotton un maestro absoluto del grabado, prefiriera ser pintor. Cuando Vallotton murió, en París, en 1925, dejó más de 1700 cuadros y apenas doscientos grabados, realizados todos ellos en dos breves períodos de su vida: cuando de joven ilustraba a pedido para diarios y revistas anarquistas de toda Europa, y veinte años después, cuando volvió de la Guerra del ’14 con una serie impresionante de grabados que tituló “Esto es la guerra”. Sabemos que Vallotton pintó exactamente 1712 cuadros en su vida porque desde su juventud hasta su muerte llevó un minucioso inventario de su obra en un cuaderno de tapas de cuero (en cuya cubierta había hecho grabar en letras doradas la frase Registro de la Razón). De los grabados, en cambio, no dejó registro


Juan Forn


"Un día le preguntaron al dibujante y caricaturista Jean-Louis Forain dónde exponía sus obras y respondió: “en los quioscos”. Daumier y Vallotton, siendo pintores imprescindibles en los museos, fueron grandes maestros del periodismo gráfico, de la prensa satírica y de su medio por antonomasia, la litografía.(...)

Ha sido una idea excelente emplazar, en medio de esta amplia muestra de Daumier, una sala con 22 litografías del suizo Félix Vallotton (1865-1925), muy distante en estilo de Daumier, pero genuino heredero de su odio al burgués. Las litografías de Vallotton expuestas aquí aparecieron en la revista anarquista L"assiette au beurre en los primeros años del siglo XX. “Avoir l"assiette au beurre” significa “tener la sartén por el mango” o algo así, y la revista atacaba ferozmente a los pilares e instrumentos del orden social: patronos, sacerdotes, jueces, policías[1].

En las estampas de Vallotton sólo existen dos clases: las víctimas (el proletario, la mujer, el niño) y los verdugos (entre los cuales pueden distinguirse las bestias humanas y quienes las mandan, los respetables propietarios y funcionarios). En cada estampa, una manifestación distinta de la misma violencia general: el gendarme tortura al detenido, el cura azota al niño, el marido apalea a su mujer, el propietario dispara sobre el intruso. Cada viñeta lleva una breve frase que resume y comenta la situación, poniendo en juego no la prédica y el sentimentalismo sino un despiadado humor negro. Un automóvil aplasta a una niña, y un gendarme advierte al otro: “Saluda primero, que es el auto de la Prefectura”. Un orondo propietario con escopeta se justifica ante el guardia que levanta el atestado: “¡Está muerto, de acuerdo! Pero ¿estaba o no estaba en mis tierras?”. (Este humor negro de inspiración política radical tiene hoy entre nosotros un heredero extraordinario, El Roto, en las páginas de El País).

El estilo de las estampas de Vallotton corresponde a la estructura del mundo social dividido que en ellas se denuncia: a base de contornos sintéticos y contrastes tajantes, con grandes manchas negras compactas. Ese estilo no brota de la litografía; Vallotton lo ha importado de sus grabados en madera de los años 90 (pioneros de una gran rehabilitación de la xilografía, que tanto influiría en los expresionistas alemanes). Las audacias de la mise en page recuerdan a las estampas japonesas (que Vallotton coleccionaba), a los compañeros nabis, a ciertos ilustradores art nouveau. Pero Vallotton pone todos los recursos del lenguaje gráfico moderno, a veces tan elegantes, al servicio de un significado: la asimetría y la composición en diagonal expresan una vida social desigual e inestable, los escorzos forzados y las figuras cortadas por el marco declaran la intensidad de la violencia imperante."


Guillermo Solana

















Fuentes.



[1] Me entrometo en el texto de Solana para señalar a Clifford Harper, quien destaca en este sentido su serie de litografías tituladas “Crímenes y Castigos”.

8 comentarios:

  1. Bueno, pero Minaverry es kirchnerista y Vallotton no (punto para Vallotton)

    Para mí, el único Kirchner respetable es Ernst Ludwig Kirchner.

    Y Vallotton, un grosso. La estampa de la pereza (de la serie de los pecados capitales) es una imagen bellísima. Algunas cosas no muy llamativas se cuelan en mis ojos y anidan en mi cerebro y por qué no en mi corazón. Me pasó con esas dos reproducciones en baja resolución de Víctor Rebbuffo que tenía repetidas en los primeros cidís que te pasé. Supongo que es además una cualidad de la xilografía: una combinación de blanco y negro orquestadas con oficio, inteligencia y sentimiento, que pregnan en uno, reverberan o qué sé yo qué hacen.

    Mhh. No me quiero poner cursi. Ya voy a quitarme lo Kioskerman haciendo unos puercos dibus de Tuti y Patúch apaleando a los indefensos, entubándoles ramas rotas o hierros oxidados mientras les recitan párrafos de la crítica del juicio del insufrible de Kant.

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  2. ¡No, que para eso está Zacatillo! Si se entera que le estás tratando de afanar los personajes la cosa puede terminar muy mal, pues lo mínimo que puede decirse de "el silente" es que es temperamental...

    Y lo de Minaverry, bueno, no invalida el alto nivel de su trabajo.

    Salud.

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  3. Ese logi no me puede birlar nada, si es un fifí de aquellos. Y todo bien con Minaverry, si se quiere garchar a la Cretina es cosa suya. Peor sería si le quisiera lambetear la alcahcofa a Hebe o el pepino parricida a Shocklender, ¿no?

    Estuve leyendo lo de Perón para Historia de la Cultura y lo que saco es que los políticos merecen ser todos incinerados. Para mantener la patria a flote hay que hacer un montón de matufias y alianzas que vas a tener que cagar luego. Yo me quedo con el sapo.

    Dice así:

    El sapo oloroso
    con la cola rota
    se come todas
    todas las vergas rotas
    al ritmo de una cumbia
    bien cabeza
    se caga arriba
    arriba de las mesas

    Se fumó
    un fasó
    se lo metió
    en el orto

    Este sapo está loco
    está re endiablado
    si los vikingos le temen
    ¿tocarías su jeta?

    En Japón comió sushi
    rozó la teta
    a una camarera
    la camarera lo arrebató
    y el sapo se re sacó

    Este sapo ha nacido
    del odio obrero
    No podrán detenerlo
    ni con el Kun Agüero

    Se tocó
    el pito
    se recontra
    re pajeó

    Este engendro
    reclama tu marrón
    no tiene precio
    velo en camizón

    Cuando toma merca
    se pone re pulenta
    No deja ni una vieja
    sin la concha abierta

    No podrán detenerlo
    el sapo es indestructible
    es el guerrero
    del poder obrero.

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  4. Si hay algo en lo que ustedes dos coinciden es en su inexplicable gusto por esa banda de Death Metal que hace honor a su nombre.

    Con respecto de Vallotton -pues la entrada era sobre él y no a cerca de Minaverry, ni del sapo del infierno- dejo otro extracto del texto de Forn:

    "Además de recriminarle que abandonara el grabado, la crítica supo ser despiadada con la pintura de Vallotton. El lugar común es decir que pintó los peores desnudos de su época. Que sus paisajes son impecables pero inertes (“no se siente ni el viento”). Que sus escenas de interior (unificadas por él mismo con el título Intimités) parecen “pintadas por un policía”: sin la menor alegría, como un forense que junta evidencia. Durante años, en los ateliers parisinos de enseñanza se precavía a los estudiantes acerca de la llamada Ley Vallotton, según la cual cuanta menos ropa se les pone a las figuras de un cuadro, peor quedan."

    O sea, en su época era tildado de pecho frío; digamos que para muchos era el Chris Ware de la pintura. Sin lugar a dudas la crítica se apresura en señalar para que el tiempo termine finalmente desestimando sus juicios.
    Me encantaría hacer -en un futuro- una entrada con lo mejor de su pintura; veré.

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  5. Valloton, alto dibujante, me gustaría ser la mitad de bueno que una de sus uñas...
    Y los comentaristas, altos gorilas.

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  6. Bueno, siendo que soy el “anfitrión” del blog pero también uno de los comentaristas de este post, no sé si darme o no por aludido ante tal señalamiento.

    Por lo tanto, me siento en la necesidad de redactar estas palabras, aunque no sé si el destinatario volverá a pasar por acá.

    “Gorila” es una expresión semejante a “arte” porque su definición me significa un problema.
    Desde el que no es peronista pero puede disentir (con argumento, eh) sin tener una ideología definida hasta el más recalcitrante oligarca, todos parecen entrar en esa denominación. Otro tanto pasa con la palabra “peronista”: desde un burgués multimillonario (político o empresario, da igual) que brega por la reconciliación de clases hasta el más pauperizado jornalero pueden hacer suya la consigna de la “justicia social”.
    En ese punto me pareció elocuente la comparación que en algún momento hizo la revista Barcelona, entre el peronismo y el catolicismo.
    Una vez (estoy casi seguro que fue en ése mismo medio) leí que “gorila” es aquel que cree que nada bueno puede venir del peronismo.

    En mi caso, creo imposible hacer tal afirmación: existen grandes personalidades que aportaron y aportan a la cultura y a la sociedad que viene de ahí. El problema es que nos dio a Gorriarena pero también a Ivanissevich. No aporto nada nuevo si digo que el peronismo es una fenómeno tan complejo que entre sus filas pueden encontrarse figuras que uno creería irreconciliables; militaron en un mismo movimiento las víctimas y sus verdugos.
    Perón es un personaje por el que siento un rechazo muy grande y lo considero –como mínimo- siniestro. Lo digo a riesgo de ser tildado de lo que fuera. Conozco dos kirchneristas genuinos en su sentir (uno, un hombre mayor con amigos Montoneros desaparecidos, el otro cercano a los 40 y trabajador del Indec) que serían capaces de defender a Insfrán para garantizar la continuidad del “modelo” que -en lo de siniestro- coinciden conmigo. No sé si pueden existir kirchneristas (no digo peronistas) gorilas.
    Los representantes del peronismo, la mayoría de su “casta política” como dice Parés –aunque debería incluir a un gran número de periodistas y a sus sindicalistas-, tampoco me agrada, pero en sus bases existe gente valiosísima.

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  7. Puedo decir, también, que a excepción de las afrentas gratuitas, coincido con Zacatillo en lo que respecta a la patria y –en gran medida- a los políticos. Está bien, decir que todos son lo mismo no es complejizar el asunto, lo entiendo. Hay políticos procesados por enriquecimiento ilícito y los hay por cortar una ruta. Pero dando una rauda vuelta por el blog, podrás notar que las ideas a las que creo que debemos aspirar son las que no ven soluciones reales en la democracia representativa (en la que el pueblo no delibera ni decide sino a través de sus representantes), así como tampoco en la dictadura de una clase trabajadora. No hablo de revolución ni pretendo ser utópico. Sabemos que los que hoy votan A, mañana legitimarán a su opuesto y así se sostiene el sistema, con esa falta de definición ideológica a la que el peronismo contribuye y que –pienso en voz alta- puede ser uno de sus pilares.
    También es cierto que para poder realizar análisis lúcidos hay que lograr apartarse un poco de los fanatismos, y temo no poder lograrlo a menudo. Lo que implica una cagada: flaco favor se hace a un movimiento o a una ideología aceptando acríticamente los dictados de un líder o un teórico y defendiendo a ultranzas hasta lo más cuestionable.

    Por supuesto, cada uno elige la identidad política que más le convence y eso no influye de modo alguno en la calidad de la producción del artista, ni debería hacerlo en el público. Tampoco es que sea fácil; mis prejuicios ideológicos aún me impiden agarrar los textos de Borges siendo conciente de su calidad literaria. Traigo una palabras de Larcenet “(…) si la obra es mejor que el artista ¿Cómo es que no lo mejora? Las manos rozan lo divino mientras los pies chapotean en la mediocridad ¿Cómo puede uno verse tan superado con lo que hace?”
    Desde ya, el recorte de los textos sobre Vallotton que realicé no es inocente y el post pretende rescatar –además del artista- su dimensión política. Vallotton apoyaba ideas que pueden ser injustamente tildadas de infantiles, anacrónicas, utópicas, apátridas -eso con justicia- y un largo etcétera (con las que siento afinidad), pero eso no impugna la bella composición y la refinada talla de sus estampas.
    Otro tanto puede decirse de tu trabajo.

    En fin.
    Me alegra que conozcas el arte de este alto artista y también que hayas pasado por acá.

    Saludos.

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  8. No hace falta explicar tanto, lo de "gorila" lo decía por esto:

    "Y todo bien con Minaverry, si se quiere garchar a la Cretina es cosa suya. Peor sería si le quisiera lambetear la alcahcofa a Hebe..."

    La parte de Shocklender no la pongo porque yo también pienso que es un hijo de puta.

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