lunes, 23 de mayo de 2011

Matisse. Line Drawing and Prints. Primera Parte.

















De los fauves rescato en particular la obra de De Vlamink, Van Dogen, Marquet y Derain; por lo tanto, no puedo decir que Henry Matisse sea uno de mis artistas predilectos. Sus pinturas nunca terminaron de atraerme, pese al reconocimiento de la crítica y los historiadores. Sin embargo, cuando me topé de manera fortuita con este pequeño librito, encontré la forma de conectarme con sus trabajos. No es su obra pictórica la que me interesa, sino estas páginas pobladas de líneas, que si bien no encuentro siempre afortunadas, alcanzan momentos de sutil belleza.

7 comentarios:

  1. La claridad en los planteos creo que le distingue de otros fauves. Supongo que, por mi parte, prefiero un desnudo femenino a un paisaje, y más si nos acotamos al fauvismo.

    No sé qué sería de la vida de tales pintores en el dibujo, en cambio de Matisse hay ingentes testimonios. Quizá por la cuestión del color —potencia cromática diría algún erudito— Henri Matisse destacó por sobre el resto de sus colegas más afines.

    Al mirar estos trabajos que tan amablemente ponés a nuestra disposición, creo que la soltura de sus líneas sugiere algo entre la velocidad y la suavidad. Quizá no sea inatinado acuñar una expresión algo bizarra como "sensual uso de la línea".

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  2. Sos un chamuyero, Jéremy. Dejá de hacerte el goma que de arte no sabés un sorete. Tu blog es un chamuyo, mejor dedicate a recortar roperos o a comentar las giladas de los boludos de ArteBA, como el nabo ese de los calamares en los zapatos que está haciendo una guita loca.

    "Sensual uso de la línea", andá, me hacés reír el orto, aparato.

    NN, al final, a tu blog entrá cualquier pelmazo... hay que cobrar entrada o algo, ché.

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  3. Sr. Zacatillo: Me parece usted un desubicado.

    Además, el sr Carlos Herrera, explicó su afamada instalación compuesta por calamares que se descomponen y huelen, llamada adecuadamente "Autorretrato sobre mi muerte": El merecido premio de $50.000 así lo confirma.

    Podría decirse que es un fangote de dinero por una "obra" destinada a desaparecer (incluso el tiburón en formol de Hirsch necesitó un recambio) pero viejo, la vanguardia es así.
    Usted dedíquese a hacer dibujitos; si hay que explicarle a usted por qué la elipsis de un ropero en una imagen tiene un sentido profundo más allá de la evidente supresión del hogar de las polillas, usted nunca podrá ir a ArteBA a gozar de las últimas novedades del arte conceptual.

    Y Matisse, pintando con más realismo, probablemente padeciera hambre; en cuanto empezó a dibujar manos y pies con un sensual uso de la línea la guita la empezó a juntar con pala. Ni hablar si se hubiera "roperizado". Hubiera amasado más fortuna que con esos collages con papelitos azules.

    Oh, cuánto le compadezco, sr. Zacatillo. Usted no sabe para qué lado gira el mundo. Perdido en las apariencias, nunca escuchará la música de las esferas, nunca gozará del mundo de las ideas y, a la postre, se cagará de hambre dibujando nimiedades. ¡Jé jé!

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  4. I'm against the recutting of roperos. That kind of bullshit makes me sick. Don't dare to fuck with that.

    By the way, ¡nice blog, NN!

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  5. Estimados amigos, no se peleen por favor. No llamo a la conciliación, sino más bien a una tregua.

    Es mi turno de hacerme el goma.

    Temo que el exceso de calamares dentro de calzados en bienales y muestras, terminen por hacernos ver de manera laudatoria a todos aquellos que decidan valerse del Photoshop para crear imágenes digitales con fuertes implicancias conceptuales.

    Pongo un ejemplo: una obra -“Recutting Ropero”- nos muestra el recorte blanco dejado por el mobiliario sustraído, evidencia la disruptividad espacio/ temporal que puede ocasionar una simple operación y pone el acento en la desnaturalización de los objetos de uso domestico mediante el empleo de la elipsis, en una doble textura significativa: primero como acción retórica que mediante la supresión del detalle particularizado de un espacio familiar, testimonia y problematiza a cerca de la cotidianeidad, la performatividad rutinaria como forma de ritualización y el papel determinante que juegan los objetos que nos rodean en las formas de reproducción del sistema de producción imperante, desacralizando dicha lógica; segundo como una elipsis que inquieta e interroga al espectador y que lo hace participe de un planteo audaz y democrático, en un proceso dialógico que estimula la capacidad de resignificar el planteo del autor, borrando los límites del arte canónico y desplegando nuevas formas de vinculación que implican la resemantización de los nexos espectador-obra.

    ¿Hay una necesidad del uso sensual de la línea, en el arte contemporáneo? Más bien hablaría, en el arte visual de hoy, de un “sensual uso del lenguaje”.

    Así por un lado, están los artistas que, regodeándose en el chamuyo, puede por lo menos invocar a su favor el hecho de haber aprendido a manejar las capas en un programa digital, mientras que los otros (el señor de los calamares, por ejemplo) pueden decir a su favor que su chamuyo es más entendible y por lo tanto menos elitista.
    Aunque, en realidad los dos se basan en un principio común, la preponderancia del chamuyo por sobre todo lo otro.
    ¿Canon, criterio o lineamiento para evaluarlos? Ninguno. Todo depende de la subjetividad más absoluta.

    Sin embargo, el mal menor no es siquiera una posibilidad.

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  6. Poner el ojo en algo inadvertido —el mentado arrancamiento del ropero, que puede darse en una mudanza— no me parece del todo una boludéz si me lo explican así. Pero en seguida, con rapidéz fulmínea uno considera lo siguiente:

    "Viejo, todo lo que quieras, pero es agarrar una foto de tu casa y recortarla algo con Photoshop".

    Aparte, un botonazo como el Jéremy ése, puede inferir cualquier cosa con ese mambo lingüístico: fijate que el chabón deliró que la extracción del ropero en la imagen era una suerte de solución final para las polillas okupas.

    Si una obra no tiene oficio y encima es tan ambigua que hay que explicarla con una gran sanata, no debería considerársela, siquiera como fraude. Deberían darle de patadas a cualquier bolacero que pretenda exponer tales despropósitos y chau picho.

    Qué va a ser. No hay nada que hacer.
    Si el arte actual existe, no habitaría en esas bienales de pichaflojas. Con estos parámetros de subjetividad absoluta, ya vamos a ver a Perla Santángelo en ArteBA, pues lo único que parece valer, aún más que la capacidad de chamuyar, son las ganas de hacer pasar por arte lo que no pasa de una viveza criolla. Con las ganas y una catarata de ideas que no dicen nada, Juan Acosta logra colocar sus aberraciones en el mercado. Aguante el Ema y sus fanzines, me parece más digno.

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  7. Y pensar que yo lo criticaba a Copi, que le tildé de chambón... en su puta vida —jé jé— habrá visto la guita que se embolsó el tránfuga de los calamares con esa sola movida.

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