miércoles, 27 de abril de 2011

Daniel Torres. Ronda en el Baño Turco.








Hojeando una vieja Cimoc encontré esta gema a cargo del magistral Daniel Torres en que se cruzan, una vez más, el mundo de la historieta con el campo del arte, poniendo de manifiesto lo endeble de estos límites. Torres, que maneja a la perfección el género paródico (y aquellos que como yo sólo hayan leído la miniserie de "Opium" a cargo de Pérez Navarro, Ramón Marcos-Incha, Paco Hernández, saben que es el espíritu que sobrevuela su creación) realiza esta historia que en breves siete carillas es tanto un manifiesto a favor del arte -sea monumental o de caballete- como una sátira a las posturas más iconoclastas y radicales, que terminan siendo absorbidas por la institución tomando un carácter instituido -y su aparición con sus clichés es muestra de ello. Finalmente me pregunto ¿Qué pensará Hal Foster de esta historieta?...

2 comentarios:

  1. Una innecesaria aclaración.
    Cuando menciono a Hal Foster, me refiero al crítico de arte célebre por su libro “El retorno de lo Real” en donde reivindica a las neo-vanguardias –o neo-conceptualismo-, y no al dibujante de historietas que adaptó a “Tarzán” y se consagró con “El Príncipe Valiente”.
    Iba a hacer una especulación en torno a su texto “Recodificaciones: hacia una noción de lo político en el arte contemporáneo”, pero mejor me voy a dibujar.

    (El lector con ojo avezado podrá ver que en realidad esto es una farsa para simular el interés del publico traducido en comentarios...)

    Salud.

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  2. El que se tiene que ir a dibujar es el Hal Foster que escribe libros sobre el arte. Porque escribir un libro hasta Belén Francese puede hacerlo. Ahora, dibujar un cómic... bueno, hasta la creadora de Purpurina puede hacerlo. Mhh. Bueno, pero un cómic memorable —como el de la judía llorona—, o un libro como los de cuentos de Borges ya es más difícil.

    Respecto al arte conceptual, creo que está bien, siempre y cuando no se limite a recortar con Photoshop siluetas de muebles de la foto de una habitación o colgar preservativos del techo. Bueno, eso creo yo.
    ¡Jé jé!

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