"Un artista comprometido. Actitud si no infrecuente, terrible de sobrellevar
en un medio rico en solicitaciones, en una sociedad corrupta que domina poderosas maneras de
invitar a “integrarse”. Nada resulta, pues, más
difícil que el sostener esa dignísima y elemental actitud. Facio Hebequer, obviamente, no
dudó al elegir. Su obra lo está
diciendo a las claras. Entre las señoras
empingorotadas y el proletariado en lucha, no se planteó ninguna opción. Eligió
la causa popular y sostuvo su actitud con enorme dignidad."
Geno Díaz.
El último aporte del blog es
un incunable de -permítaseme el término- la literatura plástica nacional. Se
trata del inhallable (aún en la web) libro de artículos de Guillermo Facio
Hebequer, “Sentido Social de Arte”, publicado por la editorial La Vanguardia en 1936, año
de la muerte del artista.
Los textos son cuanto menos
polémicos, como evidencia de una época de conflictos y enfrentamientos
abiertos dentro del escenario de la pintura argentina. Si el autor la emprende
contra Quirós, Guttero o Petorutti es en
un marco de hostilidades recíprocas. La crítica de esos años impugnó con énfasis
la pintura de tesis de los “Artistas
del Pueblo”, por sus temas, pero por sobre todo por no adscribir a la renovación
formal propuestas por las vanguardias.
"Sentido Social del Arte" se
constituye de una selección de artículos e incluye algunas ilustraciones, no muy fieles a las pinturas y grabado originales. Esto no impide hacer una mención
aparte de dos fotos publicadas en el volumen. Dentro del libro hallamos el único testimonio -que yo conozco- del vitral que Facio Hebequer había realizado a comienzo de los '30 para la Unión Ferroviaria. Según comenta Silvia Dolinko en un artículo:
En 1952 se consideró que los vitrales habían perdido vigencia y fueron retirados por las autoridades de la entidad obrera. Se habló con vaguedad explícita de órdenes de arriba. A
partir de ese momento no se supo más nada de las vidrieras. Los directivos actuales aseguran que se quebraron al sacarlos; pero otra versión señala que fueron encajonados y guardados.
Fotografías del
interior del libro "Sentido Social del Arte" que se ciñen perfectamente a
la descripción dada por Dolinko de los vitrales del edificio de la
Unión Ferroviaria, en la Av. Independencia al 2800.
Sólo resta compartir el enlace para descargar el PDF, que intenté hacer lo más fiel posible al original en mi poder, y una serie de extractos de los articulos de este artista del pueblo, como un punteo de lo que allí encontrará el lector interesado.
"Aquí, cuando un pintor tiene listos sus "cuadritos", le nace en seguida una especie de sarampión que no lo deja quieto hasta que no los manda a Francia o los pone en la calle Florida. La misma fiebre que padecen algunos escritores por publicar, la padece la mayoría de los pintores por exponer. Los que trabajan poco, exponen mucho. Al revés de los que trabajan mucho, que exponen poco."
"Quirós es un pintor que aprendió a pintar. Y aprendió todo lo que puede aprender durante toda una vida una persona que estudia constantemente y con toda conciencia. Todo lo que el estudio puede dar a un artista, Quirós lo recogió Ahora bien. Si el estudio consiste solamente en aprender lo que hicieron los otros, y si consiste en adquirir la facultad de reproducir lo exterior del modelo mediante la línea, el color y el tono, Quirós ha estudiado con gran provecho. Pero si el estudio no consiste tan sólo en plasmar la forma sino también el contenido, a Quirós le hace falta todavía estudiar. Y si hay algo que no lo da el estudio y que está por encima del estudio, algo que distingue la inspiración de la rutina, ese algo no lo tiene Quirós ni posiblemente lo adquirirá nunca. Es la temperatura. A Quirós le falta temperatura."
"(...) uno de sus abanderados afirmó recientemente que hoy cualquier persona medianamente culta puede pintar. Como pintan los del "arte viviente" o, más bien, los "vividores del arte", de acuerdo. Como debe pintar un pintor, ¡no! Igual da asegurar que cualquier hombre culto puede abrirnos la barriga en canal para operarnos o ponerse a dirigir una orquesta.(...)
Se quiere destruir el oficio de pintor porque, sea por insuficiencia orgánica o por incapacidad para el estudio, no pueden adaptárselo. El oficio, sin ser uno, pues cada artista le imprime características propias, es al pintor lo que la palabra al hombre: ¡su medio de expresión! Y cuanto menos sepa, más tartamudea, sin negar, claro está, que hay quien habla y no dice nada."
"El ritmo de la vida se ha precipitado. No hay mañana. Lo que ha de ser, será hoy. Un pelagatos comienza a pintar y se cree ya con derecho a la celebridad. El estudio no sirve para nada. El éxito se consigue fuera del arte, en las empresas que comercian con él, en Europa, en las redacciones de los periódicos entre nosotros.
Así como cuando se trata del arte ya nadie se acuerda ni menciona a la emoción y todo se vuelve hablar de fórmulas y procedimientos, así es también cuando se trata del éxito: jamás una voz se alza para proclamar que debe obtenerse estudiando…
Se ofrecen medios y más medios de conseguirlo menos el único legitimo: ¡el estudio!
Y porque no se quiere estudiar, no se sabe pintar.
Y porque no se sabe pintar, se inventan disfraces como el "arte viviente" y macanas corno la cuarta dimensión del claro obscuro."
"Como movimiento pictórico, el vanguardismo se concretó a revolucionar exclusivamente el procedimiento, si cabe llamar revolución al desbarajuste técnico en que se debate.
Un arte que no se basa en una nueva manera de sentir las cosas, en una nueva comprensión de la vida o en la compulsación de nuevas aspiraciones humanas y que persigue tan sólo una nueva manera de fabricar cuadros, tenía, irremisiblemente, que terminar como está terminando."
"El cerebro de la humanidad quiere descansar y para que no se le acuse de holgazanería, hace cualquier cosa. Sólo así puede explicarse el caos actual de la pintura."
"El pintor, en la actualidad para vivir de su arte, debe necesariamente producir para el mercado burgués. Necesita, en consecuencia, seguir cretinizándose en la fabricación de retratos de cualquier animal enriquecido, gordo o flaco; de cualquier dama pingorotuda, con barba o sin barba o de cualquier general, a caballo o sin caballo."
"(...) ¿nos deja el arte burgués algún renglón que podamos nosotros, los que nos anticipamos al devenir, trabajar revolucionariamente por su advenimiento?
Creemos que sí. Y que éste algo es el grabado. El grabado es la anticipación de la pintura mural. A nuestro juicio, la forma más adecuada para la plástica de masas."
"El artista, en general, vive, no de a pie, como todo el mundo, sino a caballo. Habla a caballo. Nada hace ni piensa nada desde el suelo. Medita y obra desde el lomo de su animal. Ensilla, digamos, el pingo de su actitud mental allá en los primeros albores de su juventud y una vez que está montado suele después jinetear de largo hasta la realización de sus últimos atentados artísticos."
"Toda obra de arte que no tienda a mejorar el medio social en que nace y se desarrolla, contribuye a arruinarlo o a perpetuar sus fallas y deficiencias. La neutralidad, tras de no ser posible, ofrece el inconveniente de que favorece siempre a una de las dos partes en lucha."
"Otro (y éste es literato, ¡ahij 'una!) sale defendiendo a Guttero (...) Digamos, antes que nada, que el literato en cuestión es hombre "de ideas". Enemigo declarado de la burguesía. Enemigo personal.(...)
¿Qué idea tiene Guttero del trabajo y de los trabajadores para pintarlos como los pinta? ¿No aparecen en sus telas los estibadores, hermosos, robustos, rosados, llevando la carga a cuestas con bizarría y elegancia, bajo la mirada plácida de la madre feliz que le ofrece sus pujantes pechos a un niño también rosado y mofletudo, mientras le guiña un ojo al padre que seguramente le legará a la criatura su puesto de burro en los diques? ¿Acaso cuando un escritor revolucionario lee una descripción del trabajo en la que se dice que el trabajo robustece el cuerpo, y desarrolla los músculos y otras macanas por el estilo, no se subleva? ¿Y por qué no se subleva cuando un pintor falsea la realidad, al extremo de creer que los trabajadores del puerto llevan las bolsas con elegancia y que mientras las llevan tienen tiempo de hacerles remoquetes a sus "preciosos vástagos"? Las tonalidades claras, transparentes y voluptuosas de Guttero se parecen extraordinariamente a las palabras huecas y almibaradas de los escritores cursis. ¿Quién no sabe, esté en la derecha o en la izquierda, que el trabajo ordinario es brutal y degradante ¿Que tuerce el cuerpo y el alma? ¿Que jamás, jamás, un burreador de bolsas podrá conservar los huesos en orden? ¿Quién no conoce la joroba del cargador, el callo del zapatero o el trípode espinal del empleado? ¿Cómo es qué le ha podido fallar tan lamentablemente a nuestro poeta su infalible malhumor obrerista al punto de exaltar a un crumiro de la pintura?"